domingo, 20 de abril de 2014

... Berlín: cuenta atrás ...

Tras casi dos años en Berlín empieza la cuenta atrás.

Han sido dos años de conocer no una cultura, sino muchas y su coexistencia. Berlín es una capital cultural mundial que alberga millones de personas procedentes de muy diferentes partes del mundo. Diferentes razas, diferentes religiones, diferentes culturas y sus diferentes costumbres; una ciudad que alberga todo esto y demuestra como se puede coexistir sin complicaciones.
Tras dos años aquí pocas han sido las demostraciones, por parte de cualquier ciudadano, de falta de respeto, de malestar o de no aceptación de otra persona o sus actitudes. En esta ciudad se respira una tolerancia que alcanza niveles difíciles de imaginar.
Esto hace de Berlín una de sus principales cualidades. Una de las razones por las que considero a esta ciudad un lugar perfecto para vivir.
Y alguno dirá; después de decir esto...entonces ¿porque te vas? Y la explicación no es otra que la falta de expectativas y objetivos.
En Berlin las posibilidades laborales son bastante reducidas y, si bien es cierto que se puede sobrevivir con poco, consiguiendo algo de dinero de aquí y de allá, (arreglando y vendiendo bicicletas online, trabajando la madera o ayudando a gente a montar su casa) también hay que reconocer que el nivel de vida al que se sobrevive haciendo eso no es muy gratificante a largo plazo. Se puede vivir así un tiempo, pero no demasiado.
También me voy por la imposibilidad de trabajar ejerciendo mi oficio (por no conocer a fondo el idioma) y por la imposibilidad de emprender un negocio nuevo. Esto último es más complejo de explicar, pero lo voy a intentar.
Como dijo en una ocasión una amiga mía. "Berlin es una ciudad llena de gente que tiene claro lo que no quiere, pero ni la más remota idea de lo que quiere". Y, a mi parecer, ese es el motor de esta ciudad. La vena artística, la orientación creativa de ideas, nuevos conceptos, etc; surge aquí como consecuencia de que son muchos los que, sin saber bien que, buscan algo que hacer con su vida. Esto lleva a que diariamente la tormenta de ideas que surgen en esta ciudad sea inmensa. Y, por lo menos en mi caso, eso hace difícil tomar una decisión y centrarse a desarrollar alguna de las miles de ideas.
Por lo menos esto es lo que me ha ocurrido a mi. Al final, después de una etapa de tormenta de ideas, hace falta focalizar la energía en desarrollar una de ellas. Y para ello es necesario un entorno con mas posibilidades y con menos distracciones. Es decir un entorno en el que desarrollar una idea sea posible sin abandonarla a medias por que surja otra que parece mejor.
En mi caso, la tormenta de ideas fue exagerada y el desarrollo de ideas prácticamente nulo.
Así que en menos de tres meses dejo Berlín. No me atrevo a decir que lo hago "definitivamente", ya que hace tiempo que asumí que, en cierta forma, de Berlín nunca me voy a ir.
Es tanta la gente querida que dejo aquí, que no voy a poder evitar regresar de visita o, quien sabe, tal vez para más largo. Ahora solo queda disfrutar de estos tres meses en Berlín y empaparme de su gente, su idioma (aunque cueste), sus rincones, sus vistas y sus sensaciones.

sábado, 26 de octubre de 2013

... Berlin ya no es Berlin (Berlin es ist nicht mehr Berlin) ...

Después de llevar un año y cinco meses aquí, hubo un día en el que me levante sin esa sensación de estar aquí. Esa sensación que he estado viviendo diariamente durante el primer año. Una sensación de vivir en una ciudad que cada día te enseña algo. Una ciudad que tiene una forma especial mostrar su esencia.
Hasta aquel momento todos y cada uno de los días en esta ciudad me ofrecía una gran variedad de sensaciones que me hacían pensar lo bueno que es estar aquí.
Unas veces era la variedad cultural que camina por la calle, la mezcla étnica, los distintos orígenes del mundo mezclados y respetados mutuamente.
Otras veces era el arte plasmado en forma de tiza en la acera, o de graffitis en paredes, o de música debajo de un puente, o de pequeñas figuritas casi imperceptibles colocadas sobre los semáforos.
Otras veces es simplemente las fotogénicas escenas que las distintas estaciones del año (cuando las hay) ofrecen de la ciudad, enmarcando sus más elementos más emblemáticos.
Otras por su arquitectura, sus influencias de Este a Oeste tras la caída del muro.

Siempre aparecía algo, mientras pedaleaba sobre mi bicicleta, que me hacía sentir que nunca lo había visto todo en esta ciudad.

Pero un día tuve esa sensación que nunca quería sentir. Sentí que la ciudad ese día no me había regalado nada.
Obviamente no se trata de que ya lo he visto todo aquí. Me queda mucho por ver, estoy seguro. Es una sensación consecuencia del estado anímico personal.
Esta ciudad tiene momentos muy buenos, momentos únicos que solo aquí se pueden ver, fotogramas cotidianos y no tan cotidianos difíciles de encontrar en otras grandes urbes. Pero por otro lado tiene situaciones difíciles de soportar, condiciones meteorológicas adversas, carencia de luminosidad durante las escasas horas de luz, dificultad de inserción o posicionamiento laboral (con respecto a otras ciudades alemanas), hasta dificultades de adaptación a la mentalidad de la cultura autóctona. Estas situaciones hacen que se haga muy difícil seguir aquí.
La balanza a veces esta muy equilibrada, incluso al borde de ceder. Y esas pequeñas sensaciones , consecuencia la mayor parte de las veces del estado anímico personal, influye mucho en el planteamiento de decidir estar o no estar aquí.

Cuando un día no apareció esa gratificante sensación, es cuando pensé “Berlin ya no es Berlin”

jueves, 13 de diciembre de 2012

...Tarjeta Sanitaria Europea ...

El pasado 9 de octubre, asistí a los servicios de urgencia de un hospital de Berlín por motivo de una rotura de fibras musculares del gemelo derecho (consecuencia de una sobrecarga muscular).

Tras realizar el pago correspondiente de 10€ y presentar mi Tarjeta Sanitaria Europea (en ese orden), la cual me cubre este tipo de servicio; soy atendido con normalidad por los servicios médicos de urgencia. Mi atención consistió en unas pruebas sintomáticas de movilidad de la pierna para poder diagnosticar y un vendaje de inmovilización y presión entorno al gemelo (10 minutos en total).

El pasado 30 de octubre recibo una carta de la gestora de seguros asociados con la Tarjeta Sanitaria Europea solicitando completar y firmar un escrito en el que juro que no he venido a Alemania con el único fin de recibir los servicios prestados por el hospital.

Hace tres días, el 10 de diciembre, me llega la factura de los servicios prestados. Un total de 27,47€ por la atención prestada.
El coste como tal no es sustancial, pero la factura merece una mención especial.
El diagnóstico fue "Rotura de un músculo no especificado" y el coste es de 10,72€ por la recepción telefónica; 10,72€ por los 5 minutos de diagnostico de movilidad y 6,03€ por el vendaje.

Al parecer Alemania pasa de reclamar a España el cobro de los costes acordados (o España se niega a pagarlos, no lo se), pero optan por solicitarle al paciente (en este caso a mi) el pago de los mismos, animándome a que sea yo quien solicite, a los servicios sanitarios de mi país, los costes sufragados.

Como consecuencia inmediata de esta situación, no he asistido a urgencias después de la caída en bicicleta que sufrí la pasada semana, de la que autodiagnostico tener dos costillas fisuradas (si no rotas) una contusión en el pecho (que me produce dolor al respirar) y una fuerte contractura de espalda.
Despues de los costes de la anterior ocasión, como para que ahora me hagan radiografías o otras pruebas más costosas.

Desde mi punto de vista la privatización sanitaria y los recortes en sanidad producidos en España en los últimos tiempos alentan a otros países a no "confiar" en el pago de facturas por parte de la Sanidad española. Otra consecuencia más de las patrañas de nuestro gobierno.

Si tenéis que salir de España, no contéis con el respaldo de nuestro país; sino más bien con el impulso generado por la patada que nos dan.

domingo, 11 de noviembre de 2012

...Se va la luz...

Llega el otoño a Berlín; ...bueno, ya casi se va.
Octubre ha transcurrido con una hermosa degradación cromática entre amarillos y marrones; bucólicos días de lluvias, desolación en los parques y días cada vez más y más cortos. La vida de Berlín a pasado de hacerse en la calle, con una completa interrelación entre las personas a suceder en el interior de las casas en grupos reducidos. Fiestas, cenas, películas, juegos y risas, a puerta cerrada son el otoño de Berlín.
Para mi, la música y el deporte en los parques a pasado a ser música en los pisos y el regreso a los rocódromos.
Estamos en Noviembre; las bajas temperaturas y los días grises invaden la ciudad. Empieza la temporada de hibernación. Los días se hacen muy cortos, anochece a las 16.00 horas. Hay que fortalecer la mente y sobrellevar la oscuridad como se pueda. Es duro, pero no imposible.
Dicen que el final del año es más duro que el principio, es decir que los días grises del final del otoño son más duros que el invierno; cuando, a pesar de nevar y hacer más frío, el sol se asoma aunque no caliente y el cielo brilla en un tono azul claro. Ya veremos si es verdad.
Es una buena época para estudiar; aprovecharé para aprender alemán, idioma al que todavía no he pillado el tranquillo, pero que poco a poco empiezo a entender y me va resultando, cuando menos, familiar.
Veremos como se da el primer invierno a 52º de latitud norte (para mi la máxima latitud a la que he vivido nunca).

PD: Aprovecho la publicación para mostrar mi respeto y dar todo mi apoyo a toda esa gente que sigue en España, luchando por los derechos (ya no solo laborales, sino éticos, morales y humanitarios) de todos los ciudadanos. Todos aquellos que luchan por acabar con un sistema capitalista que ha arruinado el desarrollo político y social de todo un país; cuyos parásitos-políticos siguen esquilmando, generando con sus acciones consecuencias irreversibles.
A todos los que leáis esto os pido que secundéis la huelga general del próximo miércoles 14 de Noviembre. No trabajes, no consumas, no manejes dinero; en definitiva, no participes en el desarrollo pseudonatural de este sistema. Gracias por pararte a pensar.

miércoles, 25 de julio de 2012

... Vida cotidiana en Berlin ...

Hoy se cumplen 2 meses desde que llegue a esta ciudad, ya me he hecho hueco en ella; conozco mi barrio como si llevase aquí un año, los parques, el comercio cotidiano, la gente, etc. Empieza a llegar ese momento en el que me saludo con gente que solo conozco de vista por vivir en el bario. Eso me gusta, me hace sentir más en mi casa.
Hasta ahora, además de conocer mi entorno, me he dedicado a conocer la ciudad; sus rincones, su gente,... pero lo hacía sin horario ni calendario, sin obligaciones laborales; es decir, sin crear una rutina en el fluir de los días. Pero eso va a cambiar.
El próximo mes empiezo a trabajar como profesor de un colegio de primaria, esto hará que mi vida diaria adquiera ese carácter cotidiano que me hace sentir que formo parte de la ciudad, como un ciudadano más y no como alguien que esta de paso. Me apetece sentirme así.
El pasado lunes regrese de viaje después de estar un par de semanas por España; la sensación era extraña, porque iba en el avión con gente que venía a Berlin de visita y yo no acababa de asimilar que lo que estaba haciendo es regresar a casa. Es la primera vez que regreso a casa saliendo de España y eso se hace raro. Llego a casa cambiando el chip del idioma, de la gente, de las horas de luz y de la carencia de persianas. Creo que eso es lo que genera en nosotros la añoranza de lo nuestro, la añoranza de nuestras raíces. Nunca me he sentido muy arraigado a mis orígenes, pero ahora entiendo la sensación que siente mucha gente que esta fuera de su país por obligación. Se hace raro, pero imagino que me acabaré acostumbrando.
Ahora, después de disfrutar de Berlín durante un periodo de novedad y toma de contacto, toca disfrutar de Berlin con cotidianidad; el café de cada mañana, y la pinta de cada tarde. A ver que tal se me da...

domingo, 10 de junio de 2012

...Berlín en domingo ...

Hoy estube paseando por Berlín. Ha sido un día tranquilo, no muy soleado, pero agradable. He salido a captura momentos con mi objetivo. Por la mañana estube por Friedrichshain, uno de los barrios considerados como nucleo de movimiento cultural de Berlín desde la caida del muro. Por la tarde me acerqué al centro, a pasear por el parque de Monbijou. Una tarde de relax para los berlineses y de no parar para los turistas.
De ahora en adelante, para no soltar aquí una retaila de fotos, las cuelgo en mi perfil de Flickr (www.flickr.com) cuyo enlace directo esta en la parte inferior de la columna de la izquierda. En cualquier caso, por esta vez y sin que sirva de precedente, aquí dejo también el enlace.

http://www.flickr.com/photos/54675529@N03/sets/72157630033926651/

Espero que las disfrutéis y que os transmita lo que yo siento cuando percibo cada momento.

sábado, 26 de mayo de 2012

... Berlín: primera impresión ...

Tras una semana en Regensburg (al sur de Alemania), gracias a la inestimable acojida de mi hermano y mi cuñada que me soportan, he podido ir acostumbrándome a la lengua y sus acentos, las formas de saludar y diversos protocolos lingüísticos iniciales (a parte de la introdución en lo que a gastronomía se refiere, por supuesto). Ahora ya estoy solo. Ayer cogi una larga combinación de trenes regionales para llegar a Berlín (la cual me llevo 7 horas de trayecto), y me encuentro alojado en un hostal de forma provisional. Lo que a condiciones de alojamiento se refiere, basta decir que en junio mejoraran las cosas (problemas de logística los tiene cualquiera). Solo 24 horas patenado esta ciudad son suficiente para ver la envergadura que tiene (no sólo geográfica, sino también sociocultural). El urbanismo y la arquitectura son completamente singulares (esta observación es pura deformación profesional). La anchura de las calles, la perfecta retícula que forman las ventanas de los edificios, la amplitud de sus huecos y la perfecta geometría de cada una de las manzanas dicen mucho de la cultura y el pensamiento de su gente. El contraste de la nueva y la antigua arquitectura es continuo, pero siempre con su estilo propio. La continua mezcla de culturas y razas acostumbra a la gente a todo tipo de diferencias estéticas. Conseguir llamar la antención no es tarea fácil. El volumen de turismo de esta ciudad también es algo de mención y la cantidad de hispanoparlantes que coexistimos aquí no es poca. Esta influencia de culturas hace que la barrera del lenguaje no sea tan grande como en otras ciudades del país. A pesar de lo cual intento hablar en alemán (lo poco que sé) para ir metiéndome poco a poco en el papel. Ya tengo ganas de hacerme con una bicicleta de segunda mano para poder merodear a mi antojo, ver cada plaza y cada rincón; poder recorrer avenidas y callejear por los barrios. En definitiva poder conocer mejor esta ciudad (fotos no van a faltar). Como primera impresión, el resultado ha sido muy positivo. Poco a poco iré conociendo más a fondo los distintos barrios y su gente. Ya os contaré.